En el Táchira hay muy pocas operadoras cambiarias, pese a que las transacciones en divisas son mayoritarias y hay disposiciones legales que permiten su funcionamiento

Humberto Contreras Diario La Nación

La realidad del mercado regional, en cuanto al uso de moneda para las transacciones comerciales de la rutina diaria, es la existencia compartida de monedas extranjeras, o divisas, en mayor cantidad de uso y circulación que la propia moneda venezolana, consecuencia de las políticas monetarias y económicas practicadas en el país en las últimas décadas.

La escasez de bolívares se hace notoria, por cuanto, si bien es cierto que la moneda extranjera es de fácil y ya común aceptación para saldar transacciones personales y comerciales, a tasas de cambio casi que arbitrarias por la falta de control legal, la búsqueda de bolívares es necesaria para poder cancelar los servicios públicos en casi todas sus instancias, o para cancelar con tarjeta nuestras compras, lo que hace perentorio disponer de bolívares para ello.

Esa necesidad puede ser suplida por las llamadas casas de cambio que, en una época, funcionaron en nuestro estado, y hoy día, pese a existir disposiciones que las autorizan legalmente, en el Táchira no se consiguen.

Para hablar del tema, conversamos con dos economistas tachirenses, conocedores del mercado regional, y un empresario y dirigente social de la zona de frontera, quienes nos explicaron en parte esa realidad.

Una necesidad

En una economía en la que alrededor de 94 % de las transacciones se hacen en pesos colombianos, contar con estas casas de cambio es contar con una herramienta financiera legal, que ayudaría tanto a consumidores como a empresarios y demás agentes económicos, con la finalidad de poder intercambiar las diversas divisas que se mueven en el mercado.

Así lo señala el economista Aldo Contreras, al ser consultado sobre el tema. Además, agrega, permite sentir la confianza de que los billetes que se reciben y se entregan, son de origen legal, y contar con un recibo o un soporte que valide la operación de intercambio monetario.

—Efectivamente, dice, no hay suficientes casas de cambio en San Cristóbal. Y las pocas que hay, parece que no operan. Básicamente, Italcambio y Zoom, que son las “permisadas” en el estado, no están haciendo realmente una labor de casas de cambio.

Recordemos, indica el economista, que anteriormente existían unas 130 operadoras en el estado, distribuidas fundamentalmente en el eje fronterizo, San Antonio del Táchira, Ureña y Rubio, y en San Cristóbal. Incluso en Cárdenas también funcionaron algunas.

—De algún modo, esas casas de cambio al menudeo, permitían hacer transacciones en lo que comúnmente se conoce como “toma y dame”, es decir, como sucede en cualquier país del mundo, y en nuestro vecino, Colombia, donde llegó a haber unas 1.300 operadoras, las cuales

permiten transar con las diferentes divisas, como euros, dólares, pesos colombianos, y, si bien es cierto que en el Táchira no hay bolívares en efectivo, se puede transar, al cambio del BCV, pesos por bolívares, bolívares por dólar, y viceversa.

 Hay normas que las permiten, pero…

Indica Contreras que el Convenio Cambiario número 1, del 7 de septiembre de 2018, (Gaceta 6.405), permite la apertura de casas de cambio, con la autorización del Banco Central. Hay también una Ley de Casas de Cambio, pero que no se ha materializado en el Táchira, desconocemos por qué, y así, han quedado los cambios monetarios como la gente los conoce ahora, o sea, única y exclusivamente en la informalidad que, de hecho, no están reguladas por el BCV, y cuyas tasas no son las oficiales.

Lo otro que hay para hacer cambios al valor oficial, dice Contreras, es las mesas de cambio de la banca nacional. Sin embargo, es una operación que lleva entre 48 y 72 horas completarla, porque hay que abrir la cuenta de custodia, llevar el dinero a cambiar, meterse en internet para hacer la postura en la subasta de las mesas, ir luego al banco a recibir el dinero cambiado, etc.

Eso, por supuesto, no es tan práctico como estacionar el carro, en un centro comercial, ir hasta la taquilla de la operadora, y hacer el cambio con rapidez. También hemos observado la presencia de “maneros” en los alrededores del terminal de San Cristóbal, quienes operan a la vista del Estado, sin que esa actividad haya sido normada.

 Dilio Hernández: No hay en proyecto

El también economista tachirense Dilio Hernández, consultado, nos adelantó que estuvo investigando sobre posibles proyectos en trámite para abrir casas de cambio en San Cristóbal, distintas a las que hay, “y no obtuve información”.

—Pero independientemente de eso, agrega, lo que puedo decir es que sería muy bueno que allí funcionaran las operadoras, donde las personas consigan pesos a tasa oficial, para no depender del mercado negro de divisas, donde siempre el componente especulativo está presente, además de que podrían prestarse para lavado de dinero del narcotráfico y la extorsión.

Contar con estas instituciones debidamente autorizadas, explica Hernández, facilita estas transacciones y las relaciones de paridad están más ajustadas al mercado oficial colombiano y venezolano. Es un tema bien interesante que, por supuesto tiene sus implicaciones en el comercio binacional, formal e informal, y su impacto en la economía regional

 José Rozo: No depender del mercado negro

Conocido empresario, dirigente social de la zona fronteriza, expresidente de la Cámara de Comercio de San Antonio y de Fedecámaras Táchira, José Rozo, nos señala que, hasta la presente, no se ha visto que hayan autorizado nuevas casas de cambio para funcionar en el Táchira.

—Si bien es cierto que en Venezuela existe una dolarización de facto, agrega, en el Táchira circula, y es de libre convertibilidad, el peso colombiano. A través de esta moneda o divisa, se mueve la economía tachirense, el turismo, los servicios, y es también un aliciente para los pensionados y jubilados, pues ellos pueden cambiar, electrónicamente, esos bolívares digitales por pesos, que no es mucho, pero les permite tener algo en el bolsillo.

Este es un “nuevo tipo” de cambista de monedas, facilitador del día a día, personas naturales que se ganan una comisión. También ocurre que, personas que tienen pesos y no tienen bolívares para pagar los servicios públicos, acuden a estos facilitadores que les prestan el servicio.

Haberse refugiado en el peso colombiano, fue y es una muy buena estrategia, pues detuvo el avance de la máquina de producir miseria del régimen de Caracas. Hay que recordar que dicha “pesodolarización” fronteriza, empezó por aquí, por San Antonio del Táchira, y el hoy gobernador, fue uno de los perseguidores de los ciudadanos que usaban el peso como transacción en sus operaciones comerciales. Hasta presos y perseguidos hubo, y la exposición al escarnio público de ciudadanos, incluso de ancianos.

—Haber tomado refugio en el peso colombiano, agrega, además de detener el empobrecimiento en general, nuestra economía regional se equilibró, se estabilizó. Basta con ver o comparar con el centro del país, que tomó el dólar, donde a la gente no le rinde, no le alcanza lo que gana para cubrir sus necesidades básicas.

 — ¿Por qué?

— Porque no tienen un patrón monetario en que apoyarse. Se da el caso de que revalúan el dólar cada día y por eso, lo que compran hoy con 100 dólares, no les alcanza para comprar lo mismo al día siguiente. Esto ocurre porque en la masa de dólares circulando, hay dólares provenientes de actividades ilegales de quienes solo tienen interés de lavar su dinero sucio.

En lo personal, agrega Rozo, sigo sugiriendo a los empresarios, y comunidad en general, que no cometan el error de dejar meterse el dólar en sus transacciones diarias. Pueden recibir dólares, pero, de una vez, cámbienlos por pesos. Cuiden su economía monetaria, por ahora dependiente, pero cuídenla. Que los que vengan o comercialicen con el Táchira, se adapten a esta modalidad y no lo contrario.

Hay otro elemento, agrega. Las remesas que llegan por Colombia, que son retiradas en pesos, y las que son recibidas en el Táchira a través de los operadores autorizados, también son convertidos en pesos, ingresando y alimentando la masa monetaria circulante del peso en nuestro estado.

Hay que alimentar y fortalecer la cadena, metiéndonos todos en ella. Comprar, vender bienes y servicios, y pagar sueldos y salarios en pesos, sería una gran muralla y balsa salvadora para todos.

 —¿Cuánto va a durar?

—Un país crece estructuralmente con su economía, con la inversión pública y privada extranjera. Las inversiones extranjeras limpias no llegarán por tres cositas: uno, credibilidad; dos, seguridad jurídica, y tres, los capitales limpios no llegan a países que no tienen y no garantizan pulcritud en su economía, en las inversiones.

Afirma Rozo que sistemas y economías limpias atraen inversiones limpias. Sistemas y economías no santas, atraen inversiones no santas, y estas no generan desarrollo económico o social sustentables. En Venezuela, el problema no es la economía. El problema es político.

Concluye el dirigente social que, como podemos ver, las casas de cambio en el Táchira son como de poco uso, o son para unos pocos. El peso en nuestra economía regional no será para toda la vida, pero sí lo será, al menos, hasta 2024.

Fuente: Diario La Nación